sábado, 22 de marzo de 2008

Salmo 119 Dálet (Parte 16)

“Me he apegado a tus testimonios: Oh Dios, no me avergüences. Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón.”
Salmo 119: 31-32

La palabra apegado tienes dos significados fuertes, la primera es que está directamente relacionado con la palabra “pegar”. Y la segunda es tener una afición o inclinación hacia alguien o algo.

Esto nos lleva a medir el peso de lo que David quiso decir en esta frase. Él quiso transmitir que su vida estaba pegada a la Palabra de Dios. Se aferró tanto a Su palabra que quedó pegado a ella. No podía separarse de La Palabra, donde quiera que fuere estaría ligado a la Biblia. Estaba pegado a ella. No podía hacer nada en lo cual la Palabra se despegara de su vida.

Por otro lado también podemos interpretar que la vida de David tenía la afición a la Palabra de Dios, si entendemos que afición literalmente quiere decir amor por alguien podemos entender que David estaba enamorado de la Palabra de Dios.

Por eso la siguiente frase del versículo que estudiamos: “No me avergüences” A cuántos nos ha pasado que la palabra de Dios se nos queda “pegada” a nuestras vidas, que una vez que la leemos y la entendemos ya no podemos quitarla de nuestras vidas y nos coloca en situaciones extraordinarias, porque antes hacíamos con nuestra vida como bien nos pareciera pero una vez que conocemos Su Palabra, entonces tratamos de ponerla por obra, y eso hace que los que nos conocen amigos, familiares, compañeros de escuela o de trabajo ahora ven en nosotros un comportamiento inusual. Y muchas veces somos criticados. A veces pareciera que somos avergonzados.

Y no me estoy refiriendo a actuaciones fanáticas religiosas, no, por favor no me refiero a eso, me refiero a situaciones de la vida diaria que cambian en nosotros por la simple razón de que ahora sabemos lo que Dios dice en su Palabra. Como ser honestos, ser agradecidos, ser leales, y un largo etcétera.

La otra parte de estos versículos podemos ver algo interesante: Dice David que cuando su corazón sea ensanchado entonces correrá por sus mandamientos. A veces cuando leemos la Palabra de Dios no entendemos nada de lo que leemos, y en otras ocasiones aunque la entendemos sentimos que no tenemos la capacidad de absorber lo que entendemos, es tanto que creemos que no podemos con todo lo que leemos.

Por eso dice David aquí, que su corazón sea agrandado para poder manifestar que ha entendido Su Palabra y pueda caminar por sus mandamientos.

Armando Carrasco Z.

sábado, 15 de marzo de 2008

Salmo 119 Dálet (Parte 15)

“Aparta de mí el camino de mentira, y en tu misericordia concédeme tu ley. Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.”
Salmos 119 Dálet 29-30

En la vida sólo hay dos caminos que podemos tomar; el de la mentira y el de la verdad. Y creo que todos en nuestro sano juicio estaríamos decididos a tomar siempre el camino de la verdad. Pero nos damos cuenta que no es así.

Vemos frecuentemente que la gente y que nosotros mismos alguna vez tomamos el rumbo equivocado. Eso es lo asombroso. ¿Por qué tomamos un camino que no queremos? ¿Por qué tomamos un camino que nos lleva a la desgracia? ¿Por qué hay ocasiones que decidimos por el camino de la mentira?

Si fuera tan fácil como llegar a un cruce de camino en el que hubiera dos letreros, uno que dijera “camino de la mentira” y el otro que dijera “camino de la verdad” no habría problema, mecánicamente tomaríamos el de la verdad. Pero no es así. Cada camino se presenta con escenarios diferentes.

Por un lado la verdad siempre se va a presentar tal cual; transparente y honesta. Por otro, el camino de la mentira se presenta desde un principio con engaños. A veces el camino de la verdad parece un camino poco transitable y el de la mentira un camino muy agradable. La cuestión está al final del camino. Esa es la razón por la que muchas veces nos equivocamos.

Esta es la razón por las que David clama en este salmo que sea apartado del camino de la mentira y dice “concédeme tu ley” en la nueva versión internacional dice “concédeme las bondades de tu ley”. Hemos comentado en otras ocasiones que ley, mandato, juicios, preceptos en este salmo se pueden interpretar como Su Palabra. Entonces podríamos leer así: “concédeme las bondades de tu Palabra”.

Una de las principales bondades de la Palabra de Dios es su guianza, ella nos puede dirigir en nuestra vida cuando caminemos por una senda extraña, la Biblia nos ayuda a tomar decisiones cuando tenemos que decidir qué camino tomar.

Caminar por la vida sin consultar a Dios ni su Palabra es caminar sin brújula y sin mapa, corriendo el riesgo de tomar caminos torcidos de mentira que su único propósito es llevarnos a una vida sin fruto y sin plenitud. Es tan fuerte y tan llamativo el camino de mentira que debemos clamar como David lo hizo en este salmo: “apártame del camino de la mentira”.

Creo que una forma de tratar de caminar por los senderos de la verdad es tener siempre presente la Palabra de Dios en nuestras vidas por eso este versículo lo dice así “he puesto tus juicios delante de mí”. Cuando tenemos presente en nuestras vidas Su Palabra, ella nos guarda, nos cuida y nos dirige por el camino correcto. Es la brújula perfecta para nuestra vida.
Armando Carrasco Z.

sábado, 8 de marzo de 2008

Salmo 119 Dálet (Parte 14)

“Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas. Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra” Salmos 119: 27-28

Dios tiene un camino perfecto preparado para el hombre. Ese camino es el que le conviene al hombre en todos los sentidos. Muchas veces el hombre por su terquedad y necedad no lo sigue, pero también muchas otras el hombre no sigue ese camino simplemente porque no lo conoce o no lo entiende.

Cuando decimos “Dios”, nos imaginamos erróneamente que es inaccesible para los humanos, pero no es así dice la Biblia que una de las cosas en las que podemos tener orgullo es en entender y conocer a Dios.

Por eso aquí vemos que David le pide a Dios que lo haga entender el camino de sus mandamientos. Porque sabe que entendiéndolos será más fácil andar por la vida en los caminos perfectos de Dios.

Los caminos perfectos de Dios no significa que sean caminos sin problemas o una vida color de rosa, no se refiere a eso, los caminos perfectos de Dios son aquellos que te impulsan a que cumplas tu propósito aquí en la tierra. Tú tienes un propósito y tu satisfacción más grande en esta vida es realizarlo. Y para cumplir ese propósito Dios tiene caminos por los que tienes que andar.

Cuando ese entendimiento llega a tu vida entonces no podrás dejar de meditar en todas su maravillas, por eso el autor de este Salmo dice “…para que medite en tus maravillas…” Es increíble encontrar los caminos de Dios que nos llevan a cumplir nuestro destino. No hay palabras para describirlo.

La otra parte del Salmo dice: “Se deshace mi alma de ansiedad, susténtame según tu palabra” Cuántas veces hemos tenido esa sensación de ansiedad al grado que sentimos que nos desbaratamos. Esa ansiedad provocada por los problemas, por la soledad, por un vicio no superado, por condenación, por pecado, o por lo que sea que toca nuestra alma en lo más profundo y sentimos que nos morimos. Son situaciones extremas.

Es entonces cuando podemos acudir a Su palabra, la cual nos puede sustentar más allá de lo que imaginamos, es más a veces es lo único que nos mantiene vivos. Su palabra tiene la capacidad de sostener nuestras vidas en las situaciones más adversas de la vida.

Armando Carrasco Z.

sábado, 1 de marzo de 2008

Salmo 119 Dálet (parte 13)

“Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra. Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; Enséñame tus estatutos.”
Salmo 119:25-26

Sólo los que hemos pasado por situaciones extremas podemos entender a cabalidad esta expresión de David diciendo que su alma está abatida hasta el polvo. Situaciones que nos llevan a puntos tales que nuestra alma siente el olor del polvo y siente su humillación directa a nuestras vidas.

Son situaciones en las que por salud, o una situación económica o tal vez un problema con los hijos hacen que nuestra vida sea abatida. Son situaciones extremas. Donde todo se derrumba, no hay nada de donde “agarrarse”. Es entonces que aparece el clamor de David para decir “vivifícame según tu palabra”.

Estas situaciones hacen que lo único que puede mantenernos vivos es Su Palabra. Es lo único confiable y seguro para poder sostenernos, fuera de eso no tenemos más que polvo. Y es cuando experimentamos que verdaderamente Su Palabra tiene poder, que tiene la capacidad de mantenernos con vida y con esperanza.

Algo que me impacta sobremanera es que dice vivifícame según tu palabra, no dice sólo que nos vivifique sino que sea de acuerdo a Él. Y eso cambia todo. Porque muchas veces clamamos por una solución de acuerdo a nuestra perspectiva humana y limitada, pero el consejo y la solución de Dios siempre son perfectos.

Cuando clamamos así es porque ya entendimos que aún nuestras propias soluciones no pueden rescatarnos, sólo y exclusivamente una solución de Dios puede salvarnos.

Por otro lado dice Te he manifestado mis caminos y me has respondido para entenderlo mejo lo leeremos en otra versión que dice: “Tú me respondiste cuando hablé de mis caminos”. Es sumamente importante darle su lugar a Dios. La mayoría de las veces hacemos las cosas, aún las importantes, sin consultar a Dios. Y por eso muchas veces los resultados no son como los planeamos.

Ganamos mucho cuando vamos con Dios a platicarle “nuestros caminos”, podemos recibir de Él consejo y apoyo para lo que vamos a hacer. Dios no se queda callado cuando uno de sus hijos le platica su vida. Dios le responde, no sólo con palabra de ánimo sino con su apoyo práctico.

Si tu alma está abatida por los problemas; te aconsejo que te aferres a lo único que puede darte vida, que es Su Palabra y por supuesto también te aconsejo que le platiques tus caminos, tu vida, tus situaciones a Dios, Él con gusto te responderá.

Armando Carrasco Z.