sábado, 26 de abril de 2008

Salmo 119 He (Parte 19)

“Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino. Confirma tu palabra a tu siervo, quien te teme” Salmos 119:37-38

Esta parte del salmo 119 en lo particular me gusta mucho. Porque se tocan dos puntos importantes; la vanidad y el temor de Dios.

Dice la primera parte; “Aparta mis ojos, que no vean la vanidad”. Empecemos por definir la vanidad, que según el diccionario de la real academia española es referente a vano que no es otra cosa que falta de realidad. En su tercer definición dice que vanidad es la caducidad de las cosas de este mundo.

La vanidad es una ilusión óptica, es ver las cosas de una manera distinta a la realidad. Es un espejismo. Y como todo espejismo cuando nuestros ojos ponen la mirada allí creemos que es verdad. Hay cosas que parecen que son la realidad pero realmente son ilusiones ópticas. Cuando basamos nuestra vida en estas ilusiones o espejismos todo se desmorona, simplemente porque no eran cosas ciertas ni realidades. Si pongo un ejemplo quedaría corto porque cada persona tiene sus propios espejismos, mientras que para unos el máximo ideal en la vida es tener dinero, para otros es tener salud. Pero ambos casos son espejismos. “si yo tengo dinero tengo todo” o “si yo tengo salud tengo todo” y vemos los casos de gente que tiene dinero pero es un desgraciado, o personas que tienen salud pero son mediocres.

La vanidad desvía tu mirada a objetos no reales que logran estorbarte para no alcanzar el destino que Dios tiene para ti. Por eso David le pedía a Dios “aparta mis ojos, que no vean la vanidad”. Porque él sabía lo mucho que podía afectarle estacionar la mirada en cosas vanas.

En toda la Biblia encontramos que Su palabra es eterna, firme y confiable. Es real. Allí es donde tenemos que poner nuestra mirada y nuestra atención, en algo seguro. En algo que no es afectado por el tiempo ni por los problemas, y eso sólo lo tiene Su palabra.

La segunda parte de este pasaje dice “confirma tu palabra a tu siervo, quien te teme” después de pedir que Dios lo ayude a no poner sus ojos en la vanidad, le pide que sea confirmado en Su palabra. Confirmar de acuerdo al diccionario es el grado de probabilidad de algo. Cuando la palabra de Dios es confirmada en tu vida tu puedes decir con toda seguridad, que es confiable, porque funciona. Es algo real y verídico.

Y David dice “quien te teme” casi todos hemos mal acostumbrado a nuestra mente a creer que Dios es un Dios enojón que está observando quién “peca” para castigarlo, pero no es así, Dios es un Dios de amor que lo que busca es demostrarte su gran amor por ti y por los tuyos. Repito Dios es un Dios de amor. Cuando habla aquí de temor se refiere a entender aunque sea un poquito a Dios y reconocerlo en toda su magnitud como Dios, y cómo aún con toda su grandeza y poder busca al hombre para perdonarlo y amarlo.

Armando Carrasco Z.

sábado, 12 de abril de 2008

Salmo 119 He (Parte 18)

“Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad. Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.”
Salmo 119 He 35-36

La palabra de Dios es un camino. Es una forma de conducirnos en la vida. La palabra de Dios no es un libro de frases bonitas o conmovedoras, es un camino preparado para la humanidad. Es un trayecto perfectamente trazado y delineado por Dios para que transitemos por él.

La razón por la que erramos tanto en la vida es por no entender que Dios preparó para nosotros una forma de vida. Él nos hizo, Él nos conoce y también Él nos muestra la forma correcta de conducirnos en esta vida.

Cuando ni siquiera conocemos el camino es fácil perdernos. Por eso debemos conocerla. Conocerla bien. Porque tenemos tantos prejuicios de ella que cuando la leemos creemos que es un libro de rituales y enseñanzas místicas acerca de cosas intangibles, sin embargo cuando realmente nos disponemos a estudiar la Biblia nos damos cuenta de los muchos consejos prácticos para nuestra vida.

El hombre ha progresado en tecnología desde que habita la tierra. Hay muchas cosas que han cambiado desde que el hombre es hombre. Pero una cosa sigue igual; su corazón. Los problemas son los mismos que hace miles de años; la soledad, el miedo, la inseguridad, etc. Y las respuestas a cada situación del hombre están escritas en Su palabra.

La tecnología hace más fácil y productiva la vida del hombre, la información hace más entendida a la humanidad, pero ninguna de las dos puede solucionar problemas de fondo de la naturaleza humana. Su Palabra sí. Es tecnología espiritual que tiene la capacidad de penetrar hasta lo más profundo del ser humano.

Sin embargo hay algo de suma importancia. Muchos pierden la esperanza porque no ven resultados cuando leen la Biblia. Notemos lo que dice: “…porque en ella tengo mi voluntad…” No se trata de sólo de leer la Biblia, si fuera sólo eso sería algo así como mágico y ya habríamos avanzado mucho socialmente hablando. Para ser trasformados por la Biblia es necesario que nuestra voluntad esté entregada. En otras palabras que queramos hacer lo que la Biblia dice.

Mucha gente no puede salir de sus problemas simplemente porque no quiere. Y ante eso no se puede hacer nada. Querer caminar por el trayecto de su palabra es la clave para poder ser transformado por ella. Por muchos años he visto que cuando un hombre no quiere accionar su voluntad es imposible que cambie. Querer es la clave del cambio. Tener la voluntad de obedecer Su palabra es el principio de la solución. Si no quieres no cambias, si quieres cambias.

Armando Carrasco Z

sábado, 5 de abril de 2008

Salmo 119 He (Parte 17)

“Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin. Dame entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón.”
Salmo 119:33-34

Qué fácil es seguir a Dios por las emociones. Cuando uno oye algo bonito de la Biblia, el corazón se emociona y hace promesas de “guardar” Su palabra, promesas basadas en las emociones pero cuando pasa el tiempo y los problemas diarios de la vida empiezan a agobiarnos poco a poco nos olvidamos de guardar Su palabra.

Antes de continuar aclaremos algo; muchos de nosotros cuando movidos por las emociones queremos guardar Su palabra lo hacemos por los grandes beneficios a los que accedemos, y cuando vemos que verdaderamente es difícil guardar el consejo de Dios, preferimos quedarnos en la zona donde hacemos todo a nuestra manera.

Hay muchas referencias bíblicas acerca de lo importante que es guardar Su palabra hasta el fin. Es a través de los problemas de la vida que conocemos la dimensión del poder de Dios. Cuando todo nos va bien es fácil “guardar” su Palabra, pero cuando todo lo tenemos en contra pareciera que hasta el mismo Dios está en nuestra contra.

En lo mas terrible de un problema puedes ser leal. En lo mas terrible de un problema puedes ser desleal. En lo mas terrible de un problema puedes decidir obedecer Su Palabra, En lo más terrible de un problema puedes decidir desobedecer Su Palabra.

Los problemas son la oportunidad que tenemos para cantarle a Dios con nuestras vidas que lo amamos y que lo obedecemos sin importar la situación por la que atravesamos. No seguimos a Dios sólo porque nos emocionamos, seguimos a Dios determinados a continuar hasta el fin de la carrera. No se trata de ver quién llega primero sino de quién llega a la meta.

Realmente me impresiona la cantidad de veces que hemos leído que dice en este salmo 119 “dame entendimiento” en este versículo otra vez lo recalca. Creo que algo importante Dios quiere decirnos. Debemos buscar el entender los caminos de Dios. Es posible, y debemos empezar por pedirlo. Así como David. Y por lo que veo debemos hacerlo con insistencia.

La parte final del versículo también es de llamar la atención, porque dice “…la guardaré de todo corazón…” Creo que muchos de nosotros guardamos Su palabra a medias sólo en lo que nos conviene. Sinceramente veo como un reto obedecer Su Palabra de todo corazón.

Armando Carrasco Z