lunes, 24 de noviembre de 2008

Salmos 119 Caf (Parte 41)

“Desfallece mi alma por tu salvación, mas espero en tu palabra. Desfallecieron mis ojos por tu palabra, diciendo: ¿Cómo me consolarás?” Salmos 119 Caf 81-82

Cuántas veces, cuántas veces estamos en situaciones donde parece imposible una solución a nuestros problemas. Una enfermedad, una deuda, falta de un empleo, y tantas cosas que nos hacen creer que no tenemos salida. A t al grado que desfallecemos. No vemos solución cerca ni viable. Sentimos desfallecer.

Desfallecer según el diccionario es perder las fuerzas y el ánimo hasta desmayar. Yo creo que todos lo hemos sentido por lo menos una vez en la vida. Algunos más que otros en intensidad y en frecuencia, pero creo que todos por lo menos una vez en la vida estamos en una situación donde todo parece desmoronarse.

Son situaciones donde reconocemos que sólo un milagro nos salvaría, donde sólo Dios podría sacarnos adelante, y esperando Su salvación sentimos desfallecer. Sabemos que Él es el único que puede ayudarnos y parece que se tarda…¡cuántas veces! Cuántas veces no hemos dicho dentro de nosotros mismos…Dios se está tardando.

Dice el pasaje: “…desfallecieron mis ojos por tu palabra, diciendo: ¿Cómo me consolarás?”. A veces los problemas de la vida nos llevan a buscar en Su palabra la solución de Dios para nuestra vida al grado de desfallecer diciendo “es tan grande mi problema, es tan grande lo que estoy sufriendo que no tengo idea de cómo le vas a hacer, Dios, para consolarme…ya no para solucionar el problema sino para consolarme…” Porque muchas veces el problema que tenemos es el dolor que nos causó un conflicto o una situación adversa. Cuando ya pasó el problema nos dejó una estela de dolor y sufrimiento y buscamos una esperanza de ser consolados. Por eso preguntamos: ¿Cómo me consolarás?

En otra ocasión hablaremos de la puntualidad de Dios para socorrernos, por hoy centraremos nuestra atención en la parte del pasaje donde David, el autor, menciona: “mas espero en Tu palabra”. David sabía del poder salvador de la Palabra de Dios, ya no tenía esperanza en ninguna otra cosa mas que en aquella palabra eterna, permanente, firme sólida que no se mueve por las circunstancias. Tenía plena confianza en La Palabra.

Si estás pasando por una situación así haz lo mismo que David, se honesto (a) y dile a Dios estoy desfalleciendo…pero aún así, seguiré esperando en Tu palabra.

Nunca olvides que sus palabras son verdad y son vida.

Armando Carrasco Z

martes, 18 de noviembre de 2008

Salmos 119 Yod (Parte 40)

“Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios. Sea mi corazón íntegro en tus estatutos, para que no sea yo avergonzado.” Salmos 119 Yod 79-80

A veces hemos tenido la falsa idea de que si alguien es “temerosa de Dios” no puede fallarnos o no puede lastimarnos. Peor no es así, por la simple y llana razón de que son humanos. Son personas que aman y temen a Dios pero tienen como todos nosotros defectos y errores.

Cuando una persona que ama a Dios y nos lastima debemos buscar la reconciliación entendiendo que se equivocó, pero confiamos que su temor a Dios lo pone en una posición de arrepentimiento, que muchas veces será provocado por nuestras oraciones y por nuestras acciones en pro de la reconciliación.

Lo que no debemos dejar de observar es que también dice “los que conocen tus testimonios”, David sabía que hay personas que han escuchado de Dios pero que nunca han “visto” sus testimonios. Una persona cuando tiene temor de Dios y conoce sus testimonios es una persona sensible, con un corazón que le cree a Dios. Cuando uno ha visto los testimonios de Dios es casi imposible seguir siendo insensible.

Dice el diccionario que testimonio es la prueba, justificación y comprobación de la certeza o existencia de una cosa. Es lo que le sigue a la fe, con la fe creemos por anticipado, pero cuando vemos que se hace realidad queda como un testimonio sólido de la realidad de Dios. Un testimonio no es un milagro que puede sucederle a cualquiera y que después del milagro se olvidan de Dios. El testimonio es cuando haz creído con fe, y la respuesta a esa fe te da testimonio de que hay un Dios real.

Los que hemos vistos Sus testimonios quedamos sellados y debemos buscar estar reconciliados con todos aquellos que temen a Dios y que han visto sus testimonios.

Por otro lado David dice que “sea íntegro en sus estatutos”. Un error muy frecuente que todos tenemos cuando estamos expuesto a Su Palabra es tomar para nosotros sólo aquello que nos gusta, y quitar todo lo que nos incomoda o que nos pone en una situación que no queremos dejar. “recortamos” la Biblia. No somos íntegros. Somos parciales. Tomando solo lo que no nos compromete demás.

El resultado con el paso del tiempo es quedar avergonzado. Creer que uno es más listo que Dios, creer que uno puede manipular Su Palabra y recortarla para que quede a nuestro gusto y no nos implique un compromiso nos lleva a quedar avergonzados. Llegará el momento en que te des cuenta que Su Palabra nunca se equivoca. Es mejor confiar en Dios de manera integral, confiando plenamente es Sus palabras.

Armando Carrasco Z

lunes, 3 de noviembre de 2008

Salmos 119 Yod (Parte 39)

“Vengan a mi tus misericordias, para que viva, porque tu ley es mi delicia. Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado; pero yo meditaré en tus mandamientos.” Salmos 119:77-78

La Biblia es muy clara en decir que la Palabra de Dios es nuestro alimento. En alguna ocasión Jesucristo dijo que no solo de pan vive el hombre sino de toda Palabra de Dios. (Lucas 4:4), debemos buscar alimentarnos frecuentemente con Su Palabra, cuando lo hacemos le encontramos la sazón, le encontramos el sabor, y nos damos cuenta que las verdades de Su Palabra son una delicia. No encontramos palabras que puedan describir lo delicioso que es alimentar el espíritu con Palabra Divina. Por eso David cantaba “tu ley es mi delicia”.

David se da cuenta de verdades que transformaron su vida al ser alimentado por la Palabra de Dios, una de ellas, darse cuenta lo valioso e importante que son las misericordias de Dios. Que sin ellas no podríamos vivir.

Misericordia significa no recibir el castigo que merecemos. Con eso basta para entender porqué seguimos vivos. Si Dios actuara sin misericordia muchos de nosotros moriríamos de inmediato. La Biblia dice que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). No dice la paga por los pecados grandes es la muerte, tampoco dice que la paga por los pecados escandalosos es la muerte, dice “la paga del pecado”, cualquier pecado, en otra ocasión ahondaremos en este tema. Por el momento analizamos que todos dependemos de la misericordia de Dios. En lo personal creo que todos deberíamos frecuentemente recordarlo y agradecerle por su misericordia en nuestras vidas.

La otra parte de este pasaje podemos aprender algunas cosas de la soberbia; en primer lugar que la soberbia te lleva a calumniar a otros. El fruto de un soberbio es hablar y acusar a alguien falsamente con toda la intención de dañarlo. Esa es una característica bien definida de los soberbios.

La otra característica de los soberbios es que su siguiente paso es transitar por la vergüenza. Aquí en este pasaje David sólo estaba orando lo que él ya había leído en las Escrituras acerca de la soberbia. Él sabía lo que le pasa a los soberbios y sólo estaba orando que se cumpliera en aquellos soberbios que estaban calumniándolo. No lo olvides el siguiente paso de los soberbios es la humillación. En Lucas 14:11 Jesús dijo: “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado…”

Si estás batallando con la soberbia es mejor echar marcha atrás y humillarse uno solo, de todas maneras vas a camino a la humillación. Es mejor humillarse un solo que ser humillado. La segunda parte de Lucas 14:11 dice …y el que se humilla será exaltado”.

Si en estos momentos hay alguien que habla acusaciones falsas contra ti, no busques venganza, no entres a su juego, mejor ponte a meditar en Su Palabra y encontrarás un refugio real que podrá protegerte de las malas lenguas.

Armando Carrasco Z.