lunes, 26 de enero de 2009

Salmos 119 Lamed (Parte 47)

“Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado. Tuyo soy yo, sálvame, porque he buscado tus mandamientos” Salmos 119:93-94

Hay mucha gente que dice creer en Dios. Hay otros que dicen creerle a Dios. Pero hay muy pocos que están comprometidos con obedecerlo. Y hay una diferencia enorme y trascendental.

La mayoría de los hombres afirman que creen en Dios, que de alguna manera existe un Dios único. No logran definir exactamente cómo es ni logran entenderlo y muchas veces ni quieren, pero en su ser interior saben que hay un Dios.

Otros han dado un paso muy importante; no solo creen en Dios sino que le creen a Dios. Entonces atienden lo que dice Su palabra y creen en lo que ella dice. De creer en Dios pasan a creerle lo que Él dice. El problema es que muchos se estacionan allí.

El siguiente paso es obedecerlo. Es la parte difícil pero la parte donde se encuentra la recompensa. Obedecer Su palabra es la llave que abre el cielo sobre tu vida. Obedecer lo que la Biblia dice te vivifica, le da vida a todo tu ser.

Uno de los beneficios de obedecer a Dios es su salvación. Por eso dice David en este salmo, “sálvame”, porque él sabía que Dios podía salvarlo.

Otra cosa muy interesante es la parte donde David sabe cuál es su lugar, porque muy seguro dice “tuyo soy yo”. Tenemos derechos reservados, tenemos el sello de propiedad privada, nosotros le pertenecemos. Somos de Él. Cuando te acercas a Dios y sabes que le perteneces, te da una seguridad para caminar por la vida como ninguna otra cosa te la puede dar.

A veces perdemos el sentido de propiedad y nos sentimos solos pero ¿sabes? Tú eres de Dios, Él te cuidada porque eres suyo, el te sostiene porque eres suyo, el salva porque eres suyo. No hay un solo día que te abandone porque eres suyo.

Armando Carrasco Z

lunes, 19 de enero de 2009

Salmos 119 Lamed (Parte 46)

“Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven. Si tu ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido” Salmos 119:91-92

Este salmos es un pasaje de la Biblia que enfatiza y subraya los beneficios de La Palabra. Una y otra vez recalca sus virtudes. Esa fue la motivación de analizarlo línea por línea. Cada párrafo contiene verdades fundamentales que nos hacen confiar en la Biblia.

En este caso podemos ver que todo lo que existe permanece porque un día Dios dio la orden, y no puede ser revocada. La Palabra de Dios es firme en los cielos y en la tierra. Y no sólo eso sino que todo lo que Él creó le sirve. El hombre muchas veces ha querido deslindarse de Dios, pero eso no borra la realidad, que todo subsiste por Dios y todo le sirve. Lo creamos o no, lo queramos o no.

Es mejor creerle y alinearnos a Su Palabra. El hombre es el que debe ajustar sus creencias a Dios y no Dios al hombre. Muchos hacen un dios a su propia manera, lo “fabrican” de tal manera que pueda ajustarse a sus propias opiniones y creencias. Hacen un dios a su manera. Mientras que debe ser al revés, debemos conocerlo tal como Él es. Y ajustar nuestra vida a Su Palabra. El es Dios y el nos hizo y no nosotros a nosotros mismos.

Por un tiempo, esta estrategia de hacer a un dios a tu manera, funciona. Peor no para siempre. Dios es paciente y siempre te va a dar la oportunidad de acercarte a Él. El dios que has creado un día te falla, porque nadie puede hacer un dios perfecto, esa imagen de dios equivocada, un día te falla, el día que menos esperas te das cuenta que tu dios está limitado. No puede ayudarte en el momento de la necesidad. Es un dios que tú has creado.

Es mejor, por puro sentido común, conocer a Dios realmente cómo es. Saber a qué te atienes y saber qué debes hacer para ajustarte a Él. Dios es un Dios de amor, pero también es un Dios justo, en toda la extensión de la palabra. Te conviene conocer a Dios.

Y la mejor manera de conocerlo es leyendo Su Palabra, Él se da a conocer por medio de ella. Y cuando entandamos esta profundidad podremos decir como dijo el salmista: “Si tu Palabra no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido”. Es una delicia conocer a Dios por medio de Su Palabra, es una delicia que nos sostiene en los momentos mas difíciles de nuestra vida.

Deja de crear un Dios a tu manera y empieza a conocer a Dios tal como Él es, lo primero es una fantasía, que tarde o temprano desaparece y te desanima y por si fuera poco hasta te puede hacer dejar de creer en Dios, pero si lo conoces…te llevarás una grata sorpresa. Dios es un Dios real. Vivo y poderoso. Amoroso y paciente, como un padre con los brazos abiertos para recibirte como hijo.

Armando Carrasco Z.

lunes, 12 de enero de 2009

Salmos 119 Lamed (Parte 45)

“Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos. De generación en generación es tu fidelidad; Tú afirmaste la tierra, y subsiste.” Salmos 119 Lamed 89-90

Vez tras vez han querido destruir y desaparecer la Biblia. Generación tras generación se levanta alguien que promueve la desaparición de La Palabra. Han hecho muchos intentos pero no pueden. El hombre no tiene la capacidad de destruir la Palabra de Dios. Esto es un absoluto. La historia lo demuestra.

En estos años levantó el “código DaVinci” un ataque directo a La Palabra. Pero yo les aseguro algo; con el pasar de los años va a quedar como una película cualquiera o un libro más. Sin lograr su objetivo. Dentro de un tiempo nadie se acordará de esa película, sólo los especialistas o alguno que otro reportero, pero la Biblia seguirá intacta. Permanente, firme.

El hombre cree que puede acabar con un libro que tiene en sus manos que lee en la tierra, pero no se da cuenta que La Palabra no está en la tierra, Su Palabra está en los cielos. Está en una atmósfera diferente a la que vivimos nosotros por eso es intocable. Eso dice esta parte del salmo “…permanece tu palabra en los cielos…” Lo que tenemos en las manos es la conexión directa con nuestro Creador. La Biblia es un libro vivo. No es cualquier libro. Lees la Biblia en la tierra pero se abren los cielos para ti.

Es por eso que podemos estar seguros de la fidelidad de Dios. Porque aquello en lo que nuestra vida está sostenida (Su palabra) permanece para siempre. Dios no se mueve, es inmutable. No cambia con el tiempo el siempre es fiel.

En la tierra vienen muchas modas y todo cambia, las tendencias en la medicina, en la psicología, en la educación y en todas las áreas. Van y vienen, sin embargo la Biblia es segura, no cambia y siempre tiene una respuesta segura y confiable para la humanidad

La tierra fue afirmada por Dios y por eso subsiste, sus cimientos son sólidos y fuertes. Todas sus leyes caminan a la perfección. Podemos habitarla porque ese fue su propósito. Y mientras tenga un propósito la tierra está firme. Dios la hizo y la hizo con Su Palabra y subsiste.

Pasarán los años, vendrán nuevas generaciones y la fidelidad de Dios seguirá eterna. Inmutable, segura. Puedes confiar plenamente en la fidelidad de Dios.

Armando Carrasco Z.